viernes, 6 de diciembre de 2013

"MEAU"

Ya no es tiempo de gatos.
La sagacidad brilla, por su ausencia.
El ingenio se olvida, olvidado;
los ojos que brillan no se encuentran.

Luna de plata
sonríe, zalamera.

Ahora te escondes, negro plato,
infinita luna nueva.

Ya no es tiempo de gatos.
De lomos rebeldes, y gruñidos gratos.







domingo, 9 de junio de 2013

La sombra está revoltosa. Me engaña, lo sé. Se retuerce en mentiras oscuras, perfiladas de sol senil sobre el cáñamo frío.
Metamorfosea mientras la miro, orgullosa.
Me sonríe. Sé que se ríe y llora. Lágrimas marchitas de sombra.

viernes, 5 de abril de 2013

Lo prometido.

SIETE CONTRATOS EN TINTA CARMESÍ ya os está esperando.

Leed, leed, leed.
Espero vuestras críticas constructivas. Y que os guste.

Siete Contratos en Tinta Carmesí: 
Una novela de intriga, pasados por desenterrar y un misterio que ha cambiado miles de vidas. 

martes, 26 de marzo de 2013

Siete Contratos en Tinta Carmesí

Siete Contratos en Tinta Carmesí



Os invito a leer mi novela. 

(Lista de Honor de Plata; Concurso Jordi Sierra i Fabra) 

Dejo la primera página, a ver si os gusta, el resto la adjuntaré a una URL dentro de poco. 



-Han pasado trece años. Y a pesar de que haya corrido tanto el tiempo, solo necesito recordar como empezó para sentirlo todo de nuevo. Para que el dolor me hunda en el pasado…
*
Dieciséis inviernos antes.
Las luces del cabaret lo inundaban todo. Las risas, la música, los tacones y el humo de los cigarros llegaban a cada rincón de la estancia. Los silbidos, las copas, las botellas de champán y el vino italiano impregnaban el cargado ambiente, disimulando el olor a sudor y a perfume. Las tenues lámparas francesas, que lo iluminaban desde los altos techos, hacían más majestuoso al secreto local, donde cada noche, los más altos burgueses y los más bajos ladrones convivían en armonía por ver a las más bellas mujeres de toda Francia cantar y bailar sin recato ni gazmoñería alguna. Porque en aquel lugar, por pobre que fueras, por oscuros que fueran tus orígenes, si eras tan hermosa como para llamarle la atención a cuanto hombre te cruzaras por la calle, tenías trabajo seguro.
Y Jean-Louis se encargaba de ello.
Desde la esquina donde se manejaba el telón me apremiaba a que sonriera, haciendo muecas bastante desagradables que anunciaban lo que pasaría en caso contrario.
Pero aunque muchas hubieran matado por aquel trabajo, yo lo hubiera regalado si estuviera en mi mano. Tres de las chicas que actuarían más tarde me estaban recolocando el corsé y el pollero, enseñando la mayor superficie de carne posible. Me retocaron el maquillaje antinatural, que según los estatus masculinos embellecía a una mujer hasta el infinito, y con una palmada en el trasero me lanzaron frente a la tarima, aun oculta por el telón. Apenas sabía andar con los tacones que desde hacía tantas noches, en mi primer debut, había comenzado a ponerme. Los encajes y el sombrero de paño me picaban tanto que me los hubiera arrancado en aquel mismo momento. Si no conociera las consecuencias.
Aun recordaba el consejo que me dio mi madre justo antes de morir. Nunca hagas algo que te destroce por dentro. Pero no tenía otra opción. Dejé que una lágrima me recorriera la mejilla a pesar de que estropeara el maquillaje, y sonreí cuando el telón comenzó a subir.
El blanco piano de cola comenzó a tocar y yo hice lo que había estado viendo desde que tenía memoria.